miércoles, 4 de junio de 2014

20 de Junio: Banderas en tu corazón

Se acerca el Día de la Bandera y, como sucede frente a cada acto escolar, se renueva la pregunta: ¿Cómo hacer para que los actos escolares, la participación de ese rito de las efemérides, se transforme en un verdadero espacio de aprendizaje para docentes y alumnos? A modo de respuesta, presentamos una propuesta que suma a la memoria histórica, la creatividad y el análisis crítico.Y lo haremos incluyendo como protagonista principal a la imagen fotográfica y a las representaciones que ella condensa.  

Entendemos que nuestros alumnos están atravesados por una cultura de la imagen en la que no sólo pueden comportarse como analistas críticos de los  textos mediáticos sino también como productores de esos textos:
Eso implica pensar a los chicos como productores culturales por derecho propio (Buckingham,D. 2002:225) lo que tendrá consecuencias tanto en cómo encaren su propio proceso de aprendizaje y su capacidad de proyectarse hacia el futuro, como en ocupar un lugar distinto como sujetos políticos con igualdad de derechos.[1]


Desde ese lugar distinto, el de productores, queremos reseñar un modo de festejar el Día de la Bandera: la realización de un concurso fotográfico. La fotografía, en tanto producto de una práctica social y cultural concreta, producida hoy por los adolescentes casi como marca de identidad, se torna  un elemento de representación sumamente democratizador:

Todos somos fotógrafos, productores irreflexivos e irresponsables de imágenes destinadas a circular en un nuevo espacio público y, en apariencia, democrático: la web 2.0. La democratización (léase socialización) de la tecnología fotográfica, la comercialización de cámaras digitales y dispositivos informáticos de fácil manejo, ha puesto al alcance de cualquier usuario los elementos técnicos necesarios para producir, manipular y difundir imágenes a través de Internet.[2]

Una fotografía, además, está inscripta en un marco social particular y devela una serie de saberes que excede el espacio de la imagen misma. Una fotografía habla de la cultura del autor, de las representaciones sociales que lo atraviesan y desde las que construye su propia identidad. Una fotografía habla de los estereotipos sociales en relación a determinadas temáticas, de cristalizaciones a fuerza de repetición, de técnicas y de emociones que se activan en su producción. En palabras de Dussel,  la cultura de la imagen aporta mucho a la cultura, las identidades y el conocimiento de este tiempo, porque provee géneros, modos, texturas , espesor y hasta sonidos, a la imaginación que tenemos de la sociedad y la naturaleza”.[3]




Banderas en tu corazón fue un proyecto realizado en el Colegio Madre del Buen Consejo. Consistió en la organización de un concurso fotográfico que incluyó dos formas de participación: individual y grupal (los integrantes del grupo debían pertenecer al mismo curso). El objetivo a fotografiar debía responder a la pregunta “¿Dónde veo mi Bandera?”. Era una invitación a explorar distintos ámbitos (naturales, artificiales, callejeros, artísticos, metafóricos, etc.) La invitación fue, también , a la utilización de distintos dispositivos para capturar las imágenes: entonces fueron las cámaras fotográficas, los celulares, las Tablet las que se sumaron a la escena. Un grupo en Facebook funcionó como reservorio de las producciones. Un video realizado por los docentes sirvió como invitación para el concurso. 


El espíritu del proyecto se basó no solo en recuperar un símbolo patrio, sino que, además,  intentó poner en el centro una mirada prospectiva acerca del significado de la Bandera Nacional. Y es en esta intención en donde el papel de la fotografía se vuelve no sólo mecanismo de representación sino, también, de deseo. Las fotos presentadas en el Concurso pasaron a formar parte de lo que el antropólogo Appadurai llama un “archivo de la cultura”:

Este antropólogo señala que el archivo es, antes que una recopilación memorialista, el producto de la anticipación de la memoria colectiva, y en ese sentido hay que pensarlo más como aspiración que como recolección (Appadurai, 2003). En efecto, los archivos contribuyen a una ampliación de la capacidad de desear de los sujetos, al proveer materiales e imágenes con las que identificarnos. En esa dirección, Appadurai cree que la disposición técnica del registro ampliará enormemente las “capacidades de desear” de esos sujetos globalizados. Este aspecto de la “aspiración” es algo sobre lo que también vale la pena reflexionar en términos de la relación con la cultura visual contemporánea. En el ambiente educativo, se suele hacer énfasis en las amenazas y peligros a la privacidad y la seguridad que encierra Internet, pero se piensa menos sobre la ampliación de esta “capacidad de desear”  ya no en los términos que les preocupaban a algunos pedagogos conservadores como Víctor Mercante, que decía, a principios del siglo xx, que el cine solo enseñaba a los adolescentes a “gozar, gozar y gozar” (cf. Dussel, 2006), sino en relación con aspirar a otros modelos de vida, a otras experiencias de conocimiento, a otros desafíos vitales.[4]



El contenido condensado en una fotografía se presentó, entonces, como desafío vital, como modelo de vida, como base de una sociedad en la que los valores de un símbolo se visibilizan y se hacen realidad.

La experiencia se cerró con un acto escolar que funcionó como ceremonia de premiación, un video de cierre con algunas de las imágenes presentadas y el recuerdo de Manuel Belgrano, un creativo revolucionario como lo llamara el Papa Francisco. Un prócer que imaginó en celeste y blanco los destinos de la Patria fue homenajeado, en celeste y blanco, por quienes tienen hoy la tarea de construirla.   
Las fotografías exigen, de la escuela, una respuesta ética a las demandas de las miradas de los adolescentes. Educar en la mirada es asumir un compromiso, una responsabilidad con el hacer que trascienda la emoción o la indignación producida por una imagen. Educar en la mirada es, entonces, educar en el deseo, en la posibilidad de soñar y de construir un país cada vez mejor.


[1] Dussel, Inés. Los desafíos de las nuevas alfabetizaciones: las transformaciones en la escuela y en la formación docente. INFD, Seminario virtual. MECyT. 2010.
[2] Albarrán, Juan Diego. Fotografía, democracia y (sin)razón: la imagen ante el dolor del otro. Salamanca. Foro de Educación. N° 11. 2009. Consultado en: http://www.forodeeducacion.com/numero11/010.pdf (Octubre, 2013)
[3] Dussel, Inés; Quevedo, Luis Alberto. Educación y nuevas tecnologías: los desafíos pedagógicos ante el mundo digital. Buenos Aires . Santillana.2010
[4] Dussel. Op.Cit.
Las fotografías que ilustran la nota fueron las ganadoras del concurso Banderas en tu corazón.